La articulación es la unión entre dos huesos, que permite el movimiento y el soporte mecánico entre ellos. Las articulaciones están recubiertas por un tejido que es la sinovial y rodeadas por una cápsula que une a los dos huesos. Otro componente importante es el cartílago que recubre las superficies articulares aportando resistencia y disminuyendo la fricción entre los huesos.

Cuando surge una artritis, se pueden ver afectadas diferentes estructuras de la articulación.

La membrana sinovial inflamada se llama sinovitis y es una de las características de las enfermedades articulares crónicas. En la artrosis lo que se produce es una afectación degenerativa del cartílago aunque, en ocasiones, la membrana sinovial también puede sufrir fenómenos de inflamación.

Dependiendo de la causa, se pueden diferenciar más de 100 tipos de artritis. La causa de la artritis puede ser una enfermedad autoinmune, infecciones por virus o bacterias, desgaste (artrosis), fracturas o depósito de cristales en la articulación (de ácido úrico o de pirofosfato cálcico).

Los síntomas con lo que se presenta una artritis son: dolor, inflamación, enrojecimiento y aumento de temperatura de la articulación, limitación para la movilidad y rigidez.

La mayoría de los tipos de artritis se resuelven con el tratamiento y / o cirugía adecuado, pero las artritis crónicas como la artritis reumatoide, la artritis psoriásica, la artritis idiopática juvenil o la espondilitis anquilosante, no tienen cura y requerirán un tratamiento de manera indefinida.

Referencias:

https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001243.htm

“Tratado de Enfermedades Reumáticas” elaborado por la Sociedad Española de Reumatología; 2ª Edición ISBN: 978-84-1106-033-2

Texto revisado por la Dra. Ángeles Acosta, especialista en reumatología del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.